Las altas temperaturas hacen que busquemos consumir alimentos y bebidas frescas, el durazno, con su aroma fascinante y su sabor dulce y suculento, se convierte en el protagonista de muchas recetas en la que están incluidos los postres al transformarlos en deliciosas creaciones.
Esta fruta que es originaria de China ha sido símbolo de inmortalidad y longevidad en esa cultura. Los durazneros se cultivaban en jardines imperiales y eran altamente valorados por sus propiedades nutritivas y medicinales. El durazno llegó a México en 1600, durante la conquista de los españoles, quienes trajeron huesos para plantarlos y comenzar su producción en América, pero fue hasta 1927 que comenzó su plantación con fines comerciales.
De este fruto existen un sin fin de variedades, entre las que encontramos: la Arkansas, criollo, diamante, escarcha, oro, nectarina y paraguayo.
El durazno ha sido un ingrediente apreciado desde que llegó a México. Su presencia en la cocina mexicana simboliza la fusión de tradiciones y la adopción de nuevos sabores que enriquecen la gastronomía nacional. Razón por que se utiliza tanto en platos dulces como salados, el durazno es versátil y apreciado por su capacidad de complementar y realzar otros ingredientes.
Es increíblemente versátil en la cocina, puede consumirse fresco, en jugos, y como ingrediente en platos tanto dulces como salados. Su sabor añade un toque especial a cada receta. Y eso no es todo, con la llegada del verano, se convierte en el protagonista indiscutible de la repostería.
Incorporarlo en los postres puede ser una excelente manera de añadir frescura y complejidad de sabores. En la Pastelería Narcisse, no pueden dejar pasar de lado el deleitar los sentidos con un exquisito pastel de durazno con nuez, una creación que combina lo mejor de la naturaleza con la tradición de la repostería artesanal, que es de tres leches relleno de crema, duraznos y nuez, que satisface el antojo de algo dulce y que además es refrescante.
La clave del éxito de este pastel radica en la calidad de sus ingredientes. Utilizando duraznos en almíbar y nueces de la mejor calidad, se asegura una combinación de sabores única. La masa, elaborada con harina de primera, mantequilla pura y un toque de vainilla, proporciona una base esponjosa y deliciosa que complementa a la perfección el relleno.
A pesar de no ser originario de México, las cocinas mexicanas la adoptaron con entusiasmo y ha dejado una marca significativa en la gastronomía y cultura. Su sabor y sus múltiples maneras de combinarse lo han convertido en una fruta indispensable. Al explorar sus usos y beneficios, se celebra la riqueza de la cultura culinaria mexicana y la manera en que esta fruta ha sido integrada y apreciada.