En medio de las tierras volcánicas y los microclimas únicos de Colima, se encuentra un tesoro: el café. ¿Sabías que en este bello estado mexicano se produce café de alta calidad? Si eres fan de esta bebida, te invitamos a conocer el mundo del café de Colima y descubrir qué lo hace tan especial.
Durante décadas, la caficultura en Colima estuvo aparentemente detenida. Con pocas innovaciones en esta industria, muchos productores se enfocaron hacia otros cultivos. Sin embargo, en medio de este supuesto estancamiento, una variedad de café permanecía creciendo silenciosamente: el Typica, conocido localmente como criollo. Esta variedad, se adaptó perfectamente a la región colimense y mutó naturalmente, convirtiéndose en material genético.
Para entender qué distingue al café de Colima, es crucial explorar su historia en México. Desde el siglo XVIII, el café se abrió paso en el país a través de diversas rutas, desde el puerto de Veracruz hasta Chiapas y Michoacán. Sin embargo, fue en Colima donde esta bebida encontró un hogar ideal, gracias a los suelos volcánicos y los microclimas que potenciaron su crecimiento y calidad.
El café Typica o criollo es muy valorado por su potencial genético, pues es utilizado para mejorar otras variedades. Pese a la calidad del producto, la producción de éste es baja en algunos países y regiones donde constituye apenas el 5%, mientras que en Colima representa un 95% de la plantación. Esta concentración sin duda resalta la singularidad del café colimense, sino también su importancia para la diversidad del café a nivel global.
Pero más allá de las cifras, es la forma en que se cultiva el café en Colima lo que lo distingue. Aquí, la mayoría de las plantaciones crecen en armonía con la naturaleza, integradas en huertas de policultivo. Entre árboles de rosa morada, mojo, plátano, nogal y muchas otras especies, el café se desarrolla en un entorno biodiverso. Estas plantaciones se encuentran dispersas por los municipios de: Comala, Manzanillo, Minatitlán, Cuauhtémoc y Villa de Álvarez; sitios que puedes visitar en la Ruta del Café, la cual se enfoca en mostrar la historia, procesos y plantaciones del grano.
En resumen, el café colimense es mucho más que una bebida; es herencia, cultura, procesos artesanales y sabores únicos. Desde las primeras semillas que llegaron a estas tierras hasta las tazas de café que deleitan los paladares más exigentes, cada sorbo es un testimonio del compromiso de Colima con la calidad, la sostenibilidad y la tradición. Si alguna vez tienes la oportunidad de degustar una taza de café colimense, recuerda que estás probando un pedacito de historia, de cultura y de pasión por el café, no olvides acompañarlo con un buen pan del Pueblo Mágico de Comala, el complemento perfecto.