Enclavado en el norte de Tlaxcala, Tlaxco no solo deslumbra por sus paisajes y su historia como Pueblo Mágico, sino también por su riqueza gastronómica que evoca las raíces más profundas de la cocina mexicana. Este destino sorprende a quienes buscan algo más que una experiencia turística: aquí se saborea el territorio, la tradición y la calidez de su gente.
Durante un recorrido organizado por Rehiletes y Turitour, los asistentes tuvieron la oportunidad de explorar no solo los íconos culturales y naturales de la región, sino también su propuesta culinaria, que combina lo artesanal con lo auténtico.
Sabores que cuentan historias
Desde las primeras horas del día, Tlaxco recibe al visitante con el aroma del pan recién horneado en sus panaderías tradicionales. La mezcla entre recetas centenarias y el uso de ingredientes locales permite revivir sabores que, por momentos, parecen perdidos en el tiempo.

Las queserías artesanales son otro de los imperdibles del recorrido: quesos frescos, madurados y con texturas únicas, elaborados por productores locales que han hecho del oficio un arte. El visitante no solo degusta, sino que aprende sobre los procesos y la importancia de consumir productos de origen.

El almuerzo en La Casona de Don Agustín —una de las casas más representativas del centro histórico— fue uno de los momentos más destacados del día. En un ambiente rústico y acogedor, los platillos exaltaron lo mejor de la gastronomía tlaxcalteca: sopas con maíz criollo, guisos con quelites, salsas de molcajete y antojitos regionales cocinados a fuego lento, acompañados de aguas frescas y, por supuesto, el tradicional pulque.



Cada platillo no solo satisface el apetito, sino que despierta la memoria sensorial: es una cocina que se saborea, se honra y se recuerda. Tlaxco ofrece una experiencia culinaria que trasciende lo turístico, y se posiciona como un destino clave para los amantes del buen comer.
Naturaleza que nutre el alma
La experiencia concluye con la visita al Santuario de las Luciérnagas en Nanacamilpa, un espectáculo natural que, bajo el silencio del bosque, recuerda el poder de lo simple. Tras una caminata entre árboles y sombras, la noche se ilumina con el danzar de miles de luciérnagas. Una vivencia mágica que enriquece el viaje con un cierre poético y conmovedor.

Tlaxco: un destino para comerse con calma
Para los apasionados de la gastronomía que buscan descubrir territorios a través de sus sabores, Tlaxco representa una joya que equilibra lo ancestral con lo contemporáneo. Un viaje donde el pan, el queso, el maíz, las hierbas y el calor humano se convierten en los verdaderos protagonistas.
